La didáctica tradicional ha existido desde los comienzo de la educación। Su origen se remonta en los colegios internados, en los cuales estaban a cargo las ordenes religiosas, que tenían la finalidad de alejar a la juventud de los problemas externos de la época, ya que estos eran propensos a las tentaciones y atracciones por el mal, por lo cual era necesario aislarlos.
En este modelo el maestro es la base para la educación o la enseñanza, ya que a ellos les corresponde la organización del conocimiento y la preparación de las materias que debían ser aprendidas, trazando el camino del conocimiento a sus alumnos। Aquí la disciplina y el castigo eran pilares fundamentales para el progreso del alumno.
Ya a partir del siglo XIX empezaron a surgir voces de crítica hacia la educación que se realizaba en estos colegios. Una de estas voces eran autores como Durkheim, Alain y Cháteau que sostenían que la educación es elegir y proponer modelos a los alumnos con claridad y perfeccionamiento.
Estos intentos de renovación de la enseñanza, como fue la del movimiento de renovación pedagógica conocido como Escuela Nueva surgido en el siglo XIX, por la acción de grandes impulsadores tales como Rousseau, (1762), en el que el niño aparece como centro y fin de la educación iniciando una nueva doctrina pedagógica entre otros।
A pesar de estos intentos de reforma durante estos últimos siglos, la idea de transformar este método tradicional todavía se mantiene casi igual con sus vicios y paradigmas tales como es la vervalización y pasividad (el método de enseñanza será el mismo para todos los estudiantes), intelectualismo y magistrocéntrico (el maestro es la base de la educación) entre otros।
Estos procesos de cambios han avanzado con demasiada lentitud debido principalmente a la comodidad, facilidad de aplicarlo, pero principalmente por miedo al cambio que tienen nuestros maestros y nosotros mismos ya que tendríamos que hacer un esfuerzo en la búsqueda de un mayor conocimiento y amplio dominio de nuevos saberes desarrollando así nuestras habilidades, pero existe el miedo a no alcanzarlo y fracasar por lo cual nos conformamos, así nos bajamos del tren que va hacia el mejoramiento de la educación anticipadamente।
Por ende uno debe realizarse la interrogante, ¿Estaremos dispuestos a asumir los nuevos desafíos que conlleva una educación moderna?